El "Actor Titiritero"

Hay algunos titiriteros que no comparten el criterio de que son actores: son titiriteros y basta. La mayoría de ellos están encuadrados en la “vieja guardia”, son manipuladores experimentados que, más que interpretar personajes usan todos los recursos fáciles, conocidos y repetidos hasta el cansancio, pues saben que con eso provocan en el público reacciones ya experimentadas de fácil éxito. Los nuevos profesionales han adoptado formas modernas de montar un espectáculo, nuevas inquietudes artísticas y técnicas están desplazando a los viejos conceptos, y se va camino hacia una renovación total que todos compartimos.
Habitualmente, cuando se imparten cursos a principiantes, o cuando una persona cualquiera toma por primera vez un títere en sus manos, sucede que se apela a lo convencional, o sea:

a)Se habla con voz de pito
b)Se hacen movimientos como el baile de San Vito.
c)Se trata de matar a bastonazos al primero que se encuentre.

Para que haya total armonía, el actor debe concertar a tiempo la palabra con los movimientos. Conviene que el actor tenga muy bien estudiado su papel, a fin de no leer mientras manipula al títere. Por cuanto si está obligado a leer, la atención que exige la lectura le resta la necesaria dedicación a la mímica de su muñeco. Eso sin considerar que la lectura quita también la libertad de expresión y entonación, indispensables a la actividad de encarnar adecuadamente a cada personaje.
La dicción ha de ser clara y precisa, pronunciando las palabras lenta y distintamente, sin omitir las consonantes y evitando los sonidos agudos, estridentes, roncos o guturales, a menos que la obra así lo exija. Cuando se habla muy alto en vez de oírse con más claridad, la voz se hace menos inteligible. Por lo tanto, conviene recordar que la voz debe expandirse a través del escenario y llegar al público.
Los titiriteros deben levantar la cabeza al hablar por cuanto el bastidor del escenario amortigua las palabras. Al contrario, los marionetistas bajaran la cabeza, para que la voz no repercuta contra las bambalinas, sino que se dirijan hacia la boca del escenario.
Si es necesario simular que la voz viene de cierta distancia, el actor dobla su brazo libre levantándolo hacia la cara y mantiene la boca cerca del codo. Cuando hable, sus palabras parecerán oírse de lejos. Al levantar su cabeza despaciosamente, la voz semejara acercarse cada vez más.
Cuando en el transcurso de la función el actor representa distintos personajes, debe tener especial cuidado de cambiar su voz, de manera que al emitir el sonido parezcan personas diferentes las que habla. Hay muchas formas de cambiar la voz, la posición de la garganta influye en el tono de la misma. Con el mentón hacia abajo se llega más fácil mente a la tonalidad de la voz grave. Estirando la garganta, con el mentón hacia arriba, se puede imitar la voz femenina o infantil. También puede llegarse a producir voces raras hablando con las fosas nasales obturadas. Igualmente ayuda a cambiar la voz, cortar de golpe, o arrastrar las palabras, o imitar algún dialecto, siempre que el libreto lo permita. La práctica dará la técnica adecuada al cambio de voz y expresión: bondad, nerviosidad, asombro, temblor de ancianidad, alegría, rudeza y demás.
Las voces de los animales pueden producirse mediante la garganta siempre que se posean facultades vocales de imitación. La posición ideal del brazo es la vertical, rozando la oreja del animador, que deberá flexionar sus rodillas, cuando necesite adaptar su propia altura a la del retablo.
Una de las primeras cosas que debe hacer un titiritero es practicar las entradas y salidas del títere, que se hará siempre por los costados de la escena. Es común que los niños, sobre todos llevados por su entusiasmo, entren o salgan desde y hacia abajo. Corresponde entonces explicar que este tipo de aparición solo puede emplearse cuando lo requiera algún personaje de la obra como ser un diablo o una bruja o cuando la acción exige que alguien caiga en un pozo o algo semejante.
No debemos descuidar el ritmo de la representación. Si bien en algunos casos la acción puede requerir determinadas pausas o cierto apuro, en general evitaremos una constante agitación, lo mismo que la ausencia de personajes en escena o silencios indebidos que pueden provocar una lentitud inadecuada para el teatro de títeres.

Esperamos que les sirva, mas adelante seguiremos con más.
Juntos y Coquetos.

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